AHÍ ESTÁN LOS CUATRO |
ÓRBITA FÚTBOL // ELIMINATORIAS CATAR 2022 // Publicado el 31 de marzo de 2022 // 22.00 horas, en Bogotá D.C.
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Las pasiones y la angustia quedaron atrás para dos. La desilusión en simultánea es para otros dos, los desahuciados que cargarán ahora con una espera de 4 años y las correspondientes cargas de responsabilidades y pasos al costado dentro de esa selecciones que aspiraban clasificar y no llegaron. La alegría en cambio premia a directores técnicos como el de Ecuador, Gustavo Alfaro, y algo menos al Perú de Ricardo Gareca, pero en esta ocasión también meritorio. Ahora el periodo de calma relativa tendrá las alternativas de los partidos de fogueo para los ya clasificados y las pausas que también requieren los cuatro sudamericanos que ganaron su cupo para estar con los otros mejores del mundo. Ese cuarteto de selecciones ya clasificadas está ahí con las restantes del mundo, más las que aún deben definir posibilidades en repechaje y esperan su momento. Ese es el escenario de culminación de Eliminatorias, mientras en Doha es la víspera de los sorteos que definirán los grupos de los primeros partidos, los que comenzarán a disputarse el 21 de noviembre para cerrar el calendario programado en una final el 18 de diciembre. Días antes de una Navidad que Occidente celebra y el mundo musulmán de Catar, y de sus vecinos, no. Los peruanos de Gareca celebraron como si ya estuviesen clasificados en firme, pero en realidad solo han alcanzado ubicación en la repesca, como una expectativa de sumarse a los otros cuatro y hacer así posible un eventual viaje de cinco sudamericanos a la cita de Catar. Perú le había arrebatado en Lima a Colombia esa victoria pírrica de aferrarse con una sola mano a la puerta del avión que volará en las últimas semanas del año desde aquí al Medio Oriente.
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Colombia quedó por fuera de la reducida lista de clasificados en una seguidilla de errores protuberantes, que se iniciaron en los equívocos cálculos de la cúpula de la Federación colombiana y, luego, de los directores técnicos que le siguieron a Néstor Pékerman, aquel que supo clasificar al país cafetero a los dos mundiales previos. De la sumatoria de pasos en falso ni siquiera quedan eximidos algunos de los jugadores de esta Selección, en una cadena de yerros, caprichos e incontinencia que produjeron una caída anunciada, que no es la única. Esto porque otra de las catástrofes que nubla el cielo del fútbol cafetero es el de la corrupción que ya tiene a un dirigente de esa conducción preso en los Estados Unidos, y tiene en curso al menos otra más por reventa de boletas de entrada a estos partidos de Eliminatorias. Un acumulado al menos gris del pasado reciente y del presente, que es demasiado pesado como para pasarlo por alto y como para que no se refleje en esos resultados que están a la vista. El quiebre de la línea de conducción del equipo es lo más visible pero solo es la punta del témpano.
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El exabrupto con esperanzas de Carlos Queiroz duró poco al iniciarse el proceso eliminatorio: dos macabros resultados, uno en Barranquilla y otro en Quito defenestraron al timonel portugués, quien ni siquiera alcanzó a esbozar un plan, si lo tuvo, para elaborar un proceso exitoso. Se ha dicho con el correr del tiempo que ahora es historia, que fueron los jugadores astros de esta Selección quienes hicieron dos derrotas programadas para sacar al luso de la escena, como una suerte de suicidio anticipado. Pero si así hubiese sido queda como conclusión que desde la cabeza hasta la base todo el sistema del fútbol colombiano está erosionado a nivel de anarquía disimulada para que esto ocurra incluso a nivel de vestuario. El proceso que inició Reinaldo Rueda fue un frágil respiro que no evitó que las cosas se derrumbaran con el pasar de los partidos en el tránsito al abismo, caída que no pudo disimularse con dos triunfos agónicos en el tramo postrero. Ya la suerte estaba echada cuando se sucedieron las dos victorias finales: una ante Bolivia y otra ante Venezuela, los dos coleros de la tabla.
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El Perú de Gareca estaba eliminado en términos nominales, cuando se precipitaron las desgracias del que pasó a ser su rival directo: Colombia. El grupo inca estuvo trastabillando casi hasta la mitad del recorrido eliminatorio, en junio del año pasado. En octubre y a partir de la jornada 11, los cafeteros debieron asumir una seguidilla de partidos sin anotar goles. Fueron seis partidos con el marcador propio en cero, entreverados con dos derrotas, una ante Argentina y otra ante los que le arrebataron ese quinto cupo posible a Catar. Quedaron marginados sin atenuantes en favor de sus competidores de último tramo, quienes pusieron el punto final con un triunfo en Lima, ante Paraguay por dos goles. Fue la resignación definitiva de alguna posibilidad para mantenerse en competencia. Ello ocurrió al tiempo del lánguido triunfo cafetero por un gol en pelota quieta y directa desde los doce pasos ante sus vecinos de frontera. Al menos, el grupo cafetero no sufrió una humillación de postre, con una derrota ante el once venzolano, ahora dirigido por ese emblemático entrenador que conoció como pocos a los jugadores colombianos, porque los llevó a dos mundiales.
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Chile era el otro candidato con aspiraciones pero en apuros como los demás de mitad de tabla, que se apiñaron en el último segmento del programa eliminatorio para alcanzar los dos lugares que habían dejado los dos grandes de la punta, ya inalcanzables. Ecuador era el más cómodo entre ellos, detrás de Argentina y Brasil, y en efecto aseguró su tercería desde el penúltimo partido aunque perdió por abultado marcador ante Paraguay (3-1), pero remató con un empate (1-1) ante la Argentina en Quito. Chile tuvo una pesada cuesta final, ante Brasil en patio ajeno, sufriendo allí una derrota contundente (4-0) y cerrando sus presentaciones en Santiago frente a un Uruguay que lo venció por dos a cero. Los charrúas ganaron sus dos partidos finales, el primero por uno a cero y arbitraje cuestionado ante Perú en Montevideo y la victoria ante los chilenos como visitantes que terminaron poniéndolo en la cuarta casilla de privilegio. Este fue un equipo que hasta la llegada de su nuevo entrenador, Diego Alonso, parecía que quedaría por fuera de la cita de Catar, pero este timonel llamado de afán salvó el pasaje a Catar y redimió la legendaria “garra charrúa”.
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En blanco y negro son esos cuatro y el probable quinto, Perú, los que tienen la responsabilidad de recomponer la imagen del fútbol iberoamericano en reflujo durante los últimos mundiales. Las diferencias con Europa, tanto a nivel de selecciones como de clubes, son ya notables desde hace varios años y pareciera por lo visto en el certamen eliminatorio, que el valle de Sudamérica contrastará de nuevo con los restantes equipos del mundo, no solo ante los europeos sino también con los emergentes que siguen creciendo, en particular los africanos. Argentina y Brasil son los que siempre tienen mayores responsabilidades al respecto, pero Ecuador y un Uruguay empoderado podrían jugar roles más destacados y relevantes si se mejora lo visto en esta Eliminatoria cerrada en el inicio de esta semana. Por último, debe advertirse que el lastre de la corrupción que impacta de manera a veces directa en los grupos de jugadores que saltan al campo de juego, no es un estigma que avergüenza solo a Colombia. La Conmebol en su conjunto es un nicho de degradación, entre finanzas y arbitrajes. Eso debe quedar siempre como tema sobre la mesa, porque es una mancha difícil de limpiar y menos ocultar (aresprensa).
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VÍNCULOS : TERMINAN LAS ELIMINATORIAS // CUATRO EQUIPOS EN ASCUAS
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