ALMODÓVAR AL MÁXIMO EN AQUELLA BIENNALE |
PATRIMONIOS CULTURALES // CINE Y ARTES ESCÉNICAS // Publicado el 14 de septiembre de 2024 // 17.30 horas, en Bigotá D.C.
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El fin de la Biennale de Venecia, ocurrido el sábado de la primera semana del mes, marca en el año el codo que anticipa los movimientos de las otras galas que restan. Esas que preanuncian lo que ocurrirá en Hollywood al inicio del ya cercano 2025. La importancia de este encuentro de filmes y luminarias no está marcada solo por ese hecho, por sí mismo importante, sino porque el festival italiano cierra un ciclo europeo de presentaciones que está marcado por Cannes, la Berlinale con la que despunta el año nuevo y la misma Venecia en esta antesala de un ciclo anual que avanza en su tramo postrero. La competencia en esta Venecia que apagó proyecciones el pasado sábado destacó como merecedor del León de oro a Pedro Almodóvar. La película que bajo su dirección obtuvo este galardón principal es “La Habitación de al lado”, el primer trabajo del manchego en inglés, que tuvo por protagonistas a Julianne Moore y Tilda Swinton. Participaron también en la competencia principal cintas como “Matar al jockey” de Argentina y “Aún estoy aquí” de Brasil. Ambos fueron representantes de la región, siendo los brasileños los que obtuvieron reconocimiento al menor guión.
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El trabajo del director español traza una delgada línea de tribulaciones en el argumento fílmico. Esto es, entre la vida desahuciada y el poder morir con dignidad. Es un paralelo humano desde lo estético con las aprensiones de un continente y un mundo que ve próximo el peligro de una ampliación de la guerra que se libra en el oriente inmediato y la también cercana del Oriente mediterráneo. Ya se sabe que los grandes conflictos no solo son entre las fuerzas de uno y otro enemigo, sino que el impacto lo sufre en especial el ciudadano común en todos los planos de su vida. La historia intimista de Almodóvar desborda los límites de lo que trata el guión de la historia y se cruza de manera irremediable con una crisis que está cada vez más cercana de los demás europeos en particular y del resto del mundo en general. Ello es así, aunque las miradas del entorno parezcan seguir con la normalidad de siempre y los astros y estrellas del cine que se dieron cita en Venecia digan poco al respecto. La Biennale 2024 brilló a pesar de los nubarrones cercanos.
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Julianne Moore y Tilda Swinton son las protagonistas de la trama ganadora que aborda no solo lo inmediato de dos mujeres, sino que también se acerca al contexto de la guerra, para vincular el drama del entorno con el placer, la muerte y la amistad. El director de la obra toca otra vez con este león áureo las cúspides a las que ya está acostumbrado. Hace unos años había recorrido las alfombras y pasillos del festival veneciano tal como lo hizo ahora con uno de sus trabajos más emblemáticos: “Mujeres al borde un ataque de nervios”. Eso fue en 1988 cuando se llevó el lauro veneciano a mejor guión. Este regreso a los canales de la ciudad, que es al tiempo un museo como toda Italia, encuentra a un veterano director cubierto de reconocimientos universales y una carrera envidiable, con intermedio de premio honorífico hace 5 años. Los pronósticos ya anticipaban que Almodóvar arrancaba con excelentes perspectivas para alcanzar lo que al final obtuvo. El día del estreno la gente que asistió a la sala aplaudió durante más de 15 minutos.
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Es que la historia aquí contada no es cualquier historia, se trata nada menos que del tramo final en la vida de Susan Sontag. El diario español El Mundo en corto pero impecable racconto de la trama, escita por Daniel Arjona Madrid, dice de la neurótica relación entre la escritora, su hijo y la compañera sentimental del mismo. Ese solo hecho, más allá de lo que haga Almodóvar en imagen, texto y movimiento llama la atención por la adaptación fílmica. Todo el relato está basado en el libro de Sigrid Nunez, “¿Cuál es tu tormento?”, que se publicó al inicio de esta década, y que hace una descripción pulida sobre el marco de una neurosis compartida por los protagonistas, con valles y picos de agresiones, reconciliación forzada e intercambios fóbicos. Eso en el marco de una enfermedad traicionera que en apariencia está derrotada pero que regresa para dar una estocada definitiva. Ese marco de figuras reconocidas que se entrelazan entre el género literario y el cinematográfico exponen en carne viva las miserias y las virtudes de la gente. Eso fue lo que puso de nuevo Almodóvar en su película, más allá de lo bueno que ya carga en su trayectoria.
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Fue esta la edición 81 del festival veneciano y los premios se repartieron con equilibrio entre europeos y americanos de distingo pelaje, en lo que hace a nacionalidades. Hubo de todo, incluso la norteamericana Nicole Kidman pudo afirmar su renombre, al protagonizar y ganar la copa Volpi como mejor actriz con “Babygirl”. El mismo lauro como actor lo alcanzó el francés Vincent Lindon por su rol en “Jugar con fuego” (“Jouer avec la feu”). Los italianos se llevaron lo suyo con un León de plata como Gran premio del jurado, por “Vermiglio”, que dirigió Maura Delpero. El León de plata al mejor director fue para Brady Corbet por “The Brutalist”, película en la que también fue actor. El trabajo de Kidman que dirigió Halina Reijn aborda un relato erótico entre una mujer madura y un joven talentoso, en tanto que la interpretación de Lindon trata de un tema social y político, tan afecto a los franceses, entre un padre trabajador y un hijo conflictivo que se vuelca a ideas de derecha. En tanto que el premio para Delpero aborda una historia de la Segunda Guerra en Italia, donde una familia campesina se cruza con la de un desertor que huye.
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Así, la angustia de los conflictos está presente, pero de manera indirecta frente los tiempos que corren. Nada que los del viejo continente no guarden en sus memorias recientes. Esto sin renunciar a galas como la veneciana porque la vida continúa, mientras se escucha el eco de los estruendos cercanos y los migrantes aparecen en sitios donde la paz está aún presente. Iberoamérica también estuvo en Venecia y en este festival que apagó proyecciones hace una semana. En la competencia principal estuvieron en lista tanto Argentina como Brasil. Fueron los brasileños, con Walter Sales como director y sobre memorias de Marcelo Rubens Paiva, quienes tuvieron reconocimiento por “Aún estoy aquí”, una película con una historia de persecución política durante el gobierno militar que administró ese país durante dos décadas. Argentina presentó “Kill de jockey”, dirigida por Luis Ortega, en coproducción con España y en una competencia que sumó 21 filmes. La historia que expuso Ortega dice de mafias y ajustes de cuentas pendientes (aresprensa).
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