BERLINALE 73, YA ES HISTORIA
Vistas: 305

PATRIMONIOS CULTURALES  //  CINE Y ARTES ESCÉNICAS  //  Publicado el 11 de marzo de 2023  //  18.00 horas, en Bogotá D.C.

.

El festival alemán en su versión 2023 ya es historia, tal como también lo es el pasado Bafta londinense, ambos muy distintos en su enfoque aunque los dos antesala inmediata del Oscar. Los alemanes cerraron su festival el último domingo de febrero y queda en el registro lo que fue premiado dentro de una agenda que siempre pretende promover aquellos filmes no siempre incluidos en los circuitos masivos, de primer linaje comercial. Buenas películas, pero con pocas o ninguna esperanza de distribución. Una gran parte de ese lote de trabajos que siempre se presenta a inicios de cada año, queda también reservado para cinematecas y especialistas, pero a veces poco o nada para el gran público. El Oso de oro, que es el lauro más codiciado, fue en esta versión 73 para la realización francesa “On the adamant”. Es el festival berlinés un evento internacional que celebra la creación estética de las artes de pantalla, en esta ocasión con un nuevo escenario enrarecido generado por la guerra cercana en Europa Oriental. Esto cuando en la edición reciente y finalizada todo pudo haber vuelto a la realidad normal, al quedar atrás la pausa de la pandemia que traumatizó a las dos ediciones previas. Pero aquellos que asistieron a la cita de Berlín sabían que en las cercanías se entrenaban los uniformados ucranianos que conducirán al combate los tanques Leopard que Alemania en los días previos al inicio del festival berlinés anunció que entregaría a los agredidos por la fuerza armada rusa. Esto sucedió pocos días antes de que se conozcan los ganadores del Oscar, lo cual ocurrirá este domingo 12 de marzo. En lo que hace a producciones del patio allí presentes tan solo la mexicana “Totem”, de Lila Avilés, buscaba arañar premio grande, léase oso áureo, aunque en otras secciones hubo presencia con mejor rédito.

.

Bien vale señalar que este encuentro universal que tiene lugar en Berlín desde hace más de siete décadas se sintoniza por tradición con el ambiente político que se desarrolla en su entorno amplio y en este caso no hubo excepciones. El anfitrión es un país que después de las consecuencias de su papel protagónico en la Segunda Guerra Mundial suele condenar de manera implícita y explícita los espacios de violencia que enmarcan el hacer humano en el planeta. Pero ahora Alemania otra vez se apresta para la lucha, visto el difícil ambiente que se profundiza en sus fronteras próximas y el compromiso del país con sus alianzas internacionales. Lo que ocurre en Ucrania tuvo un espacio amplio en las exhibiciones de este festival berlinés. Seann Penn se llevó una parte importante de esa presencia con el trabajo fílmico que hace desde hace tiempo sobre el territorio víctima de la agresión militar del poderoso vecino. “Superpower” fue el documental alusivo a Ucrania que bajo autoría de Penn se presentó fuera de concurso en las pantallas de la capital teutona.

.

Además de la relación en imagen y argumento apareció en la trama el presidente de Ucrania para quien las pantallas y las cámaras no son desconocidas. Zelensky ya había aprovechado la ocasión de mayor proyección internacional para su causa en el pasado Festival de Cannes y repitió oportunidad en esta Berlinale. Allí reiteró el pedido de solidaridad con la defensa ucraniana de su territorio y soberanía. Todo ello mientras sigue la suma de cadáveres y el derramamiento de sangre en ciudades, los campos y bosques del país eslavo, donde nació la identidad rusa, en Kiev para mayor precisión. Esa presencia en imagen del presidente ucraniano llegó acompañado de la consigna hecha en forma de pregunta sobre la eventual neutralidad del arte frente a sagas trágicas como las de Ucrania, en un ajuste de cuentas entre ambos pueblos que tiene otros antecedentes trágicos, como el Holodomor por hambre sufrido durante la traza de Stalin en el Kremlin y lo sucedido hace dos décadas en Chernobyl.

.

Hoy las tropas rusas controlan las principales centrales nucleares en el territorio del país invadido y el riesgo al respecto reaparece como evocación trágica. La dirección del Festival consideró que fue un honor contar con .la presencia remota del mandatario que conduce la defensa de su país. En lo cinematográfico en sentido estricto, se vio el homenaje a la trayectoria de Steven Spielberg con la entrega de un Oso de oro de honor. En la ocasión el cineasta detalló que el lejano “Tiburón” de 1975 fue uno de sus trabajos más ambiciosos en lo concreto y que la recordada “Lista de Schindler” fue hecha con la mayor carga emocional. Su filme más reciente es una suerte autobiografía en cadencia de ficción que tiene en su haber nada menos que siete nominaciones al inminente Oscar del año que corre. Se trata de “The Fabelmans”, que fue presentada en la proyección de gala y en la que se premió al laureado director norteamericano. El premiado lleva sobre su espalda como carga virtuosa un centenar de realizaciones fílmicas y ha ganado tres estatuillas doradas sobre 19 nominaciones de la Academia.

.

El homenaje incluyó una retrospectiva con algunos de sus películas más célebres, en la que se incluyó “E.T.” y “Munich”, entre otras no menos consagradas. Resultó obvio que el homenajeado diría como epílogo que el festival berlinés debería considerarse como “uno de los mejores del mundo”. Eso en efecto ocurrió y apareció como una suerte de concesión graciosa concedida por los organizadores berlineses al cine comercial universal que controlan los norteamericanos. Todo en coincidencia con las condiciones geopolíticas que agitan al mundo y en las que Europa en general y Alemania en especial tienen un papel principal y casi de historia cinematográfica, que podría ir más allá del actual nivel de gravedad. El premio principal a una película francesa fue una manera de retornar a la realidad circunscrita al cine sin predicados políticos. Al tiempo, queda en el aire la convocatoria del presidente Zelensky a un arte comprometido y no como como celebración de libertad y disrupción con toda lógica de circunstancia.

.

La obra galardonada de Nicolas Philibert es un documental que aborda los dramas de adultos con trastornos mentales, los que en el filme son tratados sobre una embarcación asentada sobre el Sena, en París. La nave se llama Adamant. El segundo premio principal, el Oso de plata, fue para una producción local: “Afire”, un drama dirigido por Christian Petzold cuya narrativa trata de la supervivencia de cuatro jóvenes asediados por un incendio en un bosque cercano al Báltico, mar de moda por estos tiempos. Pero la trama nada tiene que ver con lo político, ni con gasoductos submarinos volados por mano guerrera. Los posicionamientos de entorno fueron más allá del tema ucraniano, también hubo fuertes alusiones escénicas al terremoto que victimizó a Turquía y Siria, además del espacio dedicado a la represión generalizada y de género en Irán. Tal y como podía esperarse hubo censura para el cine ruso, una omisión que por militancia inadecuada cancela al arte en sentido estricto y vulnera el prestigio de la Berlinale. El cine iberoamericano no pasó inadvertido en Berlín y recibieron honores secundarios filmes mexicanos y argentinos (aresprensa).

.

VÍNCULO : SIN NOVEDAD EN EL BAFT A

.