COLOMBIA: INCERTIDUMBRE Y ANGUSTIAS |
ACTUALIDAD // Publicado el 05 de mayo de 2025 // 16.30 horas, en Bogotá D.C.
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Colombia es un punto de referencia tan específico como relevante en Iberoamérica. La sociedad colombiana es un conjunto social que no debería precipitarse, como nuevo ejemplo en tanto repetición, de lo que ya ha sucedido en el vecindario inmediato. El espejo roto al respecto es Venezuela, junto con Nicaragua y Cuba, aunque habría otros peligros similares en el proceso reflejo, incluida la propia Colombia. El cuadro histórico reciente podría reproducirse también, además de lo que evoluciona en el país cafetero, con riesgo, tanto en Ecuador como en Bolivia. Aunque lo puntal en la reflexión es, por ahora, el proceso que se desarrolla en Colombia. Eso incluso, y no obstante, lo que ocurre en las cercanías de la frontera del país cafetero tiene ramificaciones más extensas como un tortuoso rizoma. Los teatros de guerra del Medio Oriente tienen también escenificaciones en el análisis puntual, traídos incluso por la retórica presidencial y por eventuales alianzas con algunos de los protagonistas de aquellos conflictos, en apariencia lejanos, aunque presentes en el discurso oficial.
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Escribe: Paulo de MOURA DIAS
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También se reproducen como extendidos rizomas algunos de las deformaciones que castigan a la humanidad en distintos ámbitos del planeta. El hambre es uno de esos flagelos, al tiempo que la violencia interna tiene referencias en lo que ocurre en algunos países africanos, al igual que en el entorno regional inmediato. Además, están ahí la corrupción y la impunidad como elementos tan estigmatizantes como los señalados, que alimentan y fortalecen los aludidos estigmas, en conjunto con los picos de marginalidad social. Esto se adiciona a los problemas de marco amplio que tornan más riesgoso el panorama. Si no surgieran respuestas adecuadas que frenen el conjunto de variables, así como fenómenos similares vinculantes en lo político, podrían generarse las condiciones del “punto de no retorno” que, según los expertos, es el mayor desafío a enfrentar en la sumatoria planteada. Colombia acumula muchos conflictos junto con su histórica violencia interior. Tampoco está ausente en ese cuadro de situación la pobreza y miseria, que están más allá de la pobreza estructural.
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Todo eso es un agregado que afecta no solo a gruesos segmentos de la población colombiana sino también a los migrantes del entorno inmediato, quienes recorren las calles de pueblos y grandes ciudades con su desgracia no autoprovocada a cuestas. Para la ACNUR el hambre, la pobreza, la emergencia climática, el racismo, la violencia de género, los conflictos y la guerra, constituyen los problemas actuales del mundo con sus graves consecuencias. Señala esa institución que, según el último Informe mundial sobre las crisis alimentarias, en el año 2022 alrededor de 258 millones de personas en 58 países se hallaban con inseguridad alimentaria aguda, a raíz de los conflictos y cambios climáticos 1. Por otra parte, la pobreza de acuerdo con la ONU, parece ser global y continua, pues a pesar de los avances notorios de los últimos años en la disminución de la misma en 2023 ‘’casi 700 millones de personas en todo el mundo subsistían con menos de 2,15 dólares diarios’’. De mantenerse esta tendencia, es de imaginar que para el año 2030, continuarán en la indigencia unos 575 millones de seres humanos 2.
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Otras fuentes, enuncian infinidad de dificultades de impacto, de las cuales vale la pena destacar la crisis de valores y la disminución de la calidad en la educación. Esto no obstante los adelantos tecnológicos. Igualmente, es oportuno considerar los extremismos, tanto ideológicos como religiosos y, en el ‘’caso” colombiano, además de la pobreza y el hambre, está el flagelo del crimen organizado, en el cual este país ocupa el cuarto lugar de la región. En corrupción e impunidad Colombia muestra el quinto puesto, en tanto que, en narcotráfico, está en primer lugar 3. En la extensa sumatoria aparecen la subversión armada, la inseguridad, el desempleo, al igual que la desigualdad entre regiones. Debieran agregarse a la lista la ‘’incertidumbre’’ que genera en la economía y el orden social la forma y los propósitos como se vienen realizando, supuestamente, los fines del Estado en lo que hace a la seguridad y el desarrollo. Esto último por parte del gobierno elegido en el 2022. Como quiera que sea, todos los problemas que aquejan a la sociedad colombiana generan o potencian otras dificultades, como pueden ser las actitudes antidemocráticas.
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Peor aun, se producen resentimientos en grandes sectores de la población, que se convierten así en blanco y fermento de populismos de variada índole. En especial por parte de aquellos estados que la historia ha mostrado como generadores de miseria, con la excepción de China y Vietnam, países con gobiernos autoritarios, pero con economías de mercado y formas de capitalismo de estado. Algo que también podría precipitarse, en cierta medida, en algunas socialdemocracias, por idéntica razón. No se entendería, que al hacer referencia a Colombia se avoque, aunque sea de forma somera, el contexto de una guerra en el Medio Oriente, ajena a esta parte del mundo y ocasionada por razones geopolíticas, tanto como ancestrales de corte étnico y religioso, así como de seguridad de uno de los beligerantes. Particularidades asociadas con fundamentalismos que crean sin salidas a la voluntad de paz, por sincera que esta sea. Frente a ese escenario de confrontación, el país sudamericano de referencia puntual en este escrito, de manera innecesaria e inconveniente, fijó posiciones sesgadas al respecto.
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MAHOMA Y SUS SEGUIDORES
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Desde el 632, año de la muerte de Mahoma según el calendario occidental, los musulmanes se enfrentaron en una pugna que aún perdura. Un sector de creyentes consideró que la sucesión del Profeta debió recaer en Alí, primo y yerno del fundador de este credo religioso -Mahoma- quienes comenzaron a ser llamados chiítas. En tanto, los otros consideraron que el liderazgo del naciente Islam, debía ser elegido por la comunidad. Estos últimos son los llamados sunitas. El credo del Profeta hace presencia en más de medio centenar de países como sector mayoritario o determinante, con diferentes formas de relación en lo que hace a las políticas internas de las sociedades donde hace presencia o tiene influencia determinante. Salvo en Irán, donde los chiítas son mayoritarios, en el resto representan a minorías, aun cuando tengan influencia importante. Estos otros países son: Irak, Azerbaiyán y el sur del Líbano, aunque hay grupos con tal filiación en otros países de la región. Los suníes en cambio suman un 90 por ciento de los casi dos mil millones de musulmanes que se suman en el mundo **. Esa presencia mayoritaria se asienta en el sureste de Asia, casi toda el África, Turquía, Siria, Omán, Jordania y Yemén. A estos países deben agregarse Turquía y varios más que limitan con el sur de Rusia y el occidente provincial de China. En línea con esta descripción debe también señalarse que Egipto y Arabia Saudita han sido y son foco de proyección ideológica islamista, en términos históricos para los sunitas, en tanto que Irán lo es para los chiítas. La antigua Persia, hoy Irán, fue en su momento el espacio docto de construcción teórica que estructuró el islamismo, como ideología religiosa de propósito universal.
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LOS PROTAGONISTAS DEL CONFLICTO
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Dado el escenario anterior, parecería extraño para un observador desprevenido que la organización política armada y fundamentalista llamada Hamás, de militancia sunita y conocida como Yihad islámica Palestina ***, además de promocionada por los Hermanos Musulmanes de Egipto, sea al tiempo respaldada por un Irán empoderado que aumenta así su influencia en la región. Esta fuerza armada palestina ya había enfrentado a su rival proiraní Hezbollah, en Siria. En todos estos frentes de conflicto cabe señalar que la otra potencia en confrontación, Arabia Saudita 4, es enemiga histórica de Irán. Esto debido a la ya señalada pugna ancestral entre suníes y chiítas. La ofensiva más cercana en el tiempo contra la nación judía se inició el 7 de octubre del año 2023 cuando Hamás, como organización terrorista, lanzó un ataque coordinado en el sur de Israel. El grupo atacante controlaba desde hace más de una década la Franja de Gaza, que ocupa una extensión de 360 kilómetros cuadrados y es uno de los dos territorios con población palestina mayoritaria. El ataque fue coordinado con otras facciones también islámicas que causaron la muerte de 1.139 civiles y la toma de 250 rehenes.
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Como era de esperarse Israel contraatacó a Hamás en la franja de Gaza y amenazó, posteriormente, con intensificar sus ataques si Hamás no liberaba los rehenes, y suspendía el lanzamiento de cohetes y drones. Pero en aquel momento todo parecía estar en punto muerto hacia el futuro inmediato. Como consecuencia de la respuesta israelí, 1.9 millones de personas -90% de la población palestina- sufrieron desplazamiento según la ONU. Más de 50.000 palestinos se presume que han fallecido y 100.000 resultaron heridos, en tanto que 11.000 se hallan desaparecidos. Por otra parte, han perdido la vid, 1.642 israelíes, incluidos los muertos del ataque del 7 de octubre 5. A continuación, Israel lanzaría una serie de ofensivas contra los chiítas de Hezbollah, en territorio libanés. Uno de ellos el 1 de abril contra el edificio del consulado iraní en Damasco, capital de Siria, ejecutado con el fin de neutralizar el liderazgo y capacidades de Teherán en Beirut y dada la influencia que ejercía este país sobre Irak, Siria y Líbano. Teherán a su vez, lanzó 200 misiles contra territorio israelí. Israel por su parte respondería con ataques aéreos contundentes contra Irán. Los sucesos anteriores tienen una explicación geopolítica: años atrás, Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, reconocieron al Estado de Israel y, Arabia Saudita, en particular por influencia de Estados Unidos, se hallaba en negociaciones con el estado hebreo.
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Negociaciones sustanciales para este último, previéndose así hacia el futuro la conformación de un eje opuesto a los intereses iraníes. Así queda en claro que, la potencial alianza de los tres poderosos estados enemigos de Irán hubiese debilitado las pretensiones de este último país. De tal manera que para Teherán era indispensable torpedear esa posibilidad de negociación, al provocar la reacción israelí al hecho terrorista. Una respuesta que, a su vez, afectaba la identidad árabe que en general ve a Israel como ocupante e invasor del territorio palestino. Pasado un año largo de conflicto – más de15 meses de guerra- las partes llegaron a un acuerdo inestable para un alto al fuego y la liberación inicial de parte de los rehenes (33) por presos palestinos en el estado judío. El pacto que se logró el 15 de enero de 2025 buscó conseguir luego otras liberaciones y un armisticio que ponga fin a la guerra. A pesar de los obstáculos, el cese al fuego ha permitido el ingreso limitado de ayuda humanitaria a los civiles palestinos, el reencuentro de rehenes con sus familias y el regreso de miles de desarraigados a sus hogares. Desde luego, no está claro si se llega al fin de la confrontación y que, además de la retirada de las tropas, se inicie la reconstrucción definitiva de Gaza.
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COLOMBIA EN EL ESCENARIO
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Mirado esto desde el punto de vista colombiano, propósito de esta descripción y reflexión, sorprenden las imprudentes expresiones del gobierno del país andino y la ruptura posterior de relaciones con Israel, principal asociado en América Latina. Esa ruptura genera un impacto para la defensa nacional y el intercambio comercial, dado que Israel ha sido en las últimas décadas uno de los principales proveedores de tecnología y equipamiento de defensa para Colombia, incluyendo su mantenimiento y repuestos. En un cuadro de situación como el que presenta el país rupturista, con sus particularidades de conflictos generados, una salida semejante no parece lo más acertado. Sí se manifiesta en cambio como un disloque el que esa sea una política de “cambio” que en precipita mayores posibilidades de erosión a la estabilidad del país. El crimen organizado a través de sus diferentes manifestaciones, el desajuste institucional, la erosión de los mecanismos de representación democrática y los desafíos a la independencia de los poderes constitucionales tienen en esa ruptura de relaciones diplomáticas una evidencia cierta de lo que no debe ser si se pretende un orden democrático estable, con políticas de seguridad coherentes. La aparición, vigente en la región, de populismos desestabilizadores con intenciones de autocracia, son fuente de angustias e incertidumbres para pueblos asediados, tal como queda en evidencia para el caso colombiano.
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* Este ensayo es el primero de una serie eventual de seis
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1. Los 5 grandes problemas actuales de la sociedad / eacnur. org (mayo, 03, 2018) [on line]
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2. Medir la pobreza. Naciones unidas / un.org.es / global is ending poverty [on line]
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3. INFORME DE RIESGO POLÍTICO EN AMÉRICA LATINA 2024
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Ibid., p.12. En: insight crime.org.
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Op. cit., p.13. En:Transparencia internacional – corrupción
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** No obstante, el estudio realizado por el Centro de altos estudios islámicos en 2015, calcula en 1.800 millones de creyentes la masa crítica de población creyente en esta fe. Están divididos así: sunismo, 70 por ciento, shiísmo, 20 por ciento y sufismo un 10 por ciento.
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*** El Departamento de estado la considera una “Organización terrorista extranjera”
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4. Op.cit.
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5. Gaza, tras 15 meses de guerra: una instantánea en mapas y gráficos (22, 01, 25) [on line]
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VÍNCULOS : FRANCISCO, EL BUENO // EN ECUADOR GANÓ EL ESPANTO // SIEMPRE MALVINAS
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