FILBO 2021: VUELVE, PERO DISTINTA
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PATRIMONIOS CULTURALES  //  LETRAS  //  Publicado en mayo 01 de 2021  //  16.35 horas, en Bogotá D.C

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Luego de la obligada interrupción en términos de lo habitual, la Cámara colombiana del libro retorna a la tradicional actividad ferial. La que tiene acostumbrados a cafeteros y extranjeros, quienes convergen cada año en Bogotá para celebrar la fiesta de las letras en cualquiera de sus posibilidades y formatos de lectura. Los países nórdicos llegan de la mano de la industria librera colombiana para presentar lo que ellos aportan a la literatura mundial, la que está más allá del premio Nobel que se otorga en Suecia, la nación invitada para la ocasión. Eso de que el asistente destacado sea el país que otorga el máximo premio mundial para los escritores le confiere un sello particular al encuentro de este año. Este se realizará corrido de fechas normales debido a las circunstancias que vive la humanidad. Lo acostumbrado es que la Filbo se lleve adelante entre fines de abril y la primera quincena de mayo. Lo previsto y anunciado ahora es su apertura el 9 de agosto con un cierre que ocurriría el 23 del mismo mes. Pero visto por fuera del alcance y las intenciones de los organizadores eso sucederá si las circunstancias de entorno lo permiten. Para ello sería necesario no solo que hubiese un núcleo suficiente de población vacunada sino, ademas, que las derivaciones de una pandemia que no afloja en consecuencias, se ameseten, vale decir se aplanen o bajen en lo estadístico tanto como para que sean viables los viajes internacionales y mejore la compleja situación interna del país, que hasta el día de hoy en condiciones difíciles. Suecia llega al vaivén de las postergaciones y acotamiento del año previo pues era la invitada para el 2020.

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La adaptación del escenario ferial de este año tendrá en cuenta las circunstancias que se precipitaron desde hace un año largo. Tal y como puede imaginarse, el aspecto del despliegue virtual, que no es nuevo en la Filbo, seguirá teniendo la fortaleza que ya se ha puesto en situación. Lo esperado es: habrá presencialidad pero con las restricciones obligadas por los cuidados de bioseguridad. No obstante de que la situación de esta región del mundo sigue siendo delicada y que no todos los vecinos tienen las cosas más aseguradas en lo que hace al número de vacunados, los organizadores mantienen el optimismo para el futuro mediato. Eso es, hacia agosto y ello aunque ese límite esté apenas a cuatro meses de distancia. Aunque no deje de ser una quijotada, la propuesta tiene sentido para la industria editorial en sí misma, para quienes producen con la palabra escrita y para el país anfitrión.

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Tal como sucede con las demás sociedades del mundo, urge un resurgir mientras se enfrenta la crisis. La feria del libro en Bogotá es el principal evento ferial del país andino y un símbolo muy fuerte de proyección y prestigio hacia el exterior. Es la feria de Bogotá la tercera en importancia de América Latina. Ha sido ya suficiente con alterar el calendario y por ahora es impensable el imaginar postergarla, pero tal como van las cosas y no obstante las previsiones, el futuro cercano al respecto es imprevisible. La Filbo no es solo simbolismo, es además un apoyo sustantivo no solo a la industria editorial sino que se presenta como un soporte al sistema educativo del país y, por repercusión, un respaldo agregado a los planes de lectura que el Estado tiene obligación de promover en forma permanente. Eso es lo que ha venido haciendo la Feria desde sus inicios hace ya más de tres décadas.

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Esta es la edición 33 del encuentro librero de Bogotá y ese número no puede evitar la evocación religiosa desde lo secular, pensando en una resurrección de los hábitos cotidianos, entre ellos el de la buena lectura. En la edición previa, el año pasado, la organización debió afrontar los primeros golpes pandémicos, acudiendo al recurso de la virtualidad y de los encuentros remotos con los lectores. El esguince dejó suficientes experiencias que se percibieron como superiores a las satisfacciones, pero era necesario en momentos en que aún poco se sabía de la dimensión de la plaga. Ahora el panorama ha cambiado parcialmente, pero el recorrido realizado le abre la puerta a la posibilidad de asumir riesgos mejor aperados que en el periodo previo. Ello a pesar de que el proceso de vacunación masiva marcha con lentitud en el país anfitrión y en la región.

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Podría esperarse que para la fecha de realización del encuentro haya suficiente masa crítica de protegidos con biológicos, como para afirmar el optimismo, incluso si no se hubiese alcanzado la llamada inmunidad de rebaño. Por ahora solo dos países del vecindario tiene asegurado un número aceptable de inmunizados: Uruguay y Chile. Pero se espera que en las próximas semanas Colombia acorte distancias con un ritmo mayor de inoculación, como para pensar en la necesaria normalidad, que incluye el rebrote de las fuentes de trabajo y también la normalización de actividades como las feriales. Eso incluye la posibilidad de realizar la prevista feria del libro 33 con las menores restricciones posibles, aunque obvias e insoslayables. Ello porque este encuentro internacional es de carácter masivo y es esa es su normalidad natural, tal como lo ha sido a lo largo de su vigencia.

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La alusión a un rebrote del estratégico frente laboral no solo es evidente a la mirada personal, las reciente estadísticas indican que el aumento de la pobreza en Colombia incluye una masa descomunal de tres millones y medio de trabajadores en paro obligado. La industrial editorial y las actividades vinculadas pueden aportar con suficiencia a esa intención de todos: la vuelta a labores productivas y en blanco. En las últimas tres décadas Colombia fortaleció la construcción movilizadora de una clase media dinámica. Ese sector social es el que concentra la mayor cantidad de lectores y es el más golpeado en coyuntura. Suecia como invitado tendría la distinción sumada de iniciar una nueva etapa de renovación en la cita colombiana del libro, arrimando sus propias tradiciones que no están solo afirmadas en el Nobel de Literatura y de los otros, excepto el de la Paz, sino también con su fuerte mitología, de la que la que dieron cuenta los vikingos y su literatura fantástica (aresprensa).

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VÍNCULONOBEL 2020, PARA UNA MUJER POETA 

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