PATRIMONIOS CULTURALES  //  LETRAS  //  Publicado el 18 de abril de 2024  //  12.30 horas, en Bogotá D.C.

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La Feria del libro de Bogotá ya abrió sus puertas, las que permanecerán dispuestas para la visita masiva hasta el próximo 2 de mayo. Se estima por proyección estadística que unos 600 mil visitantes asistirán a la convocatoria masiva. Es Brasil el invitado de honor para la ocasión y aunque se anunció la presencia en Bogotá del presidente Lula da Silva, fue necesario esperar off the record hasta el último minuto de la ceremonia de inauguración para asegurar la asistencia del mandatario invitado. Esto dado la difícil situación de conflicto internacional y al hecho de que Brasil tiene en los Brics una asociación controversial, pues se encuentra vinculado con países como Irán, Rusia y la China. El lema del encuentro en esta Filbo número 36, es: “Lee la naturaleza”, una suerte de guiño indirecto y distante con la reunión mundial que se celebrará en Cali en el próximo semestre, para tratar el tema de la defensa planetaria del medio ambiente y de la biodiversidad en deterioro constante. El programa ferial coincide también en su conjunto con el interés oficial de prestar atención a la descarbonización de la atmósfera y la protección de los demás recursos naturales, así como también con la intención de la política oficial en tomar dirección hacia las fuentes de energía alternativa. No es la única coincidencia: también se conmemora en estas fechas el paso a la inmortalidad del Nobel colombiano de literatura, Gabriel García Márquez.

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La información que proporciona la organización sobre el espesor de la Filbo de este año, dice que hay una agenda que está integrada por unas dos mil actividades, no pocas de ellas descentralizadas. Se desarrollarán durante los 17 días de vigencia de la cita. Esto es, entre la apertura de este miércoles 17 de abril y el cierre previsto para el 2 de mayo. Son 500 los invitados locales y extranjeros vinculados con el mundo de la escritura y la industria afín. Los convocados que llegan de fronteras afuera integran un lote de 25 países. Las 18 salas habilitadas para las diferentes dinámicas ocuparán más de 50 mil metros cuadrados del recinto ferial, el que se encuentra localizado en el occidente de la capital cafetera. La oferta del anfitrión está afirmada en una identidad en la que las flores son el eje transversal de una propuesta gráfica que relieva lo que es emblemático del país. El invitado especial local es el departamento del Huila, localizado en la zona centro sur de Colombia y atravesado por el río Magdalena, el gran curso de agua que desemboca en el mar Caribe.

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La programación dice que 120 encuentros sobre literatura, presentaciones relacionadas y dinámicas de negocios tendrán lugar en la metrópoli capitalina, no todas en el recinto ferial. Otros 15 encuentros se llevarán a cabo ciudades como Barranquilla, Ibagué, Pasto, Medellín, Pereira y Neiva. Esta última ciudad es la capital del Huila, el ya aludido departamento invitado especial a la Feria y considerado “Destino literario”, para la ocasión. La organización del evento ha señalado que la programación de este año está dedicada a la naturaleza y “a los modos de vida alternos” que esta ofrece. Es real que existe una tendencia mundial al respecto, presionada por los cambios drásticos del planeta y un sentimiento de culpa que a no pocos impacta. Ello por la responsabilidad que ha tenido el género humano sobre los daños ocasionados a la masa biótica y el temor fundado sobre las consecuencias. Colombia en el centro del trópico siente de manera particular estas derivaciones negativas.

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Los racionamientos vigentes al consumo de agua en casi toda Colombia y los que vendrían en el plano energético son una alerta que genera aprensión evidente a los 50 millones de habitantes del país. El sesgo ideológico de la actual administración colombiana favorece esta propuesta, pero tiene como carga negativa el hecho de que la mirada es reduccionista en lo que hace a las causas de lo que es el daño a la naturaleza. Una carga sobreactuada y con frecuencia trivial sobre la empresa privada y la iniciativa individual recorta la potencialidad de un relato oficial convertido en acción política, que pretende la defensa del medio ambiente. De acuerdo con la escasa información ferial, dentro del escenario de la Modernidad y en particular en su apuesta por la democracia, se ha encontrado “un método de conciliación” entre quienes son parte del género humano. Ahora la búsqueda debería ser, siempre en la línea de la información aportada, aquella que permitiese una armonía con los otros seres que habitan el planeta.

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El riesgo de esa visión cuando está polarizada es caer en pecado de romanticismo, la corriente de pensamiento que planteó una dialéctica opuesta al Iluminismo, que creyó en la suerte feliz del “progreso indefinido” y determinó que la naturaleza era tan solo recurso para el bien de la humanidad. El progreso señalado era una derivación en concreto de la noción religiosa de la ascesis, que prometía una felicidad en el meta mundo, a diferencia de la propuesta moderna que planteó desde el calvinismo que la felicidad era posible de alcanzar en el mundo de la vida. Toda la cultura protestante se embarcó en esta última visión, en cambio el universo católico quedó anclado en lo tradicional. Por ello una visión de sesgo ideológico marcado por un confuso giro sobre el “cambio”, queda anclada entre arquetipos católicos y protestantes, no dejando salidas a la vista y quizá condenada al fracaso. Una caída en error que tendría graves consecuencias para la sociedad colombiana. Algo que, con el paso de los meses para la administración central, se hace cada vez más evidente.

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La presencia de Brasil en esta feria del libro no es nueva. Ya asistió a la cita en 1995 y en 1012. Uno de los detalles relevantes en lo político, más que en lo cultural de esta asistencia, es la presencia del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, uno de los mandatarios de pensamiento ideológico alternativo, pero no disolvente. Es en cambio similar al de las izquierdas chilena y uruguaya. Lo que presenta el país vecino en esta Feria es una articulación entre literatura, cultura y naturaleza. Otro aspecto que toca de manera directa el sentimiento, identidad y responsabilidad de los más de doscientos millones de habitantes que tiene la vecina república federativa. Brasil ocupa una superficie de más de un 60 por ciento de la Amazonia. Tiene frontera con todos los vecinos sudamericanos, excepto Ecuador y Chile. Aunque una buena parte de la vigente diversidad de Brasil tiene soporte urbano y de frente al Atlántico, la presencia amazónica en su visión de mundo, historia y geoestrategia están vinculados con su inmensa espalda amazónica (aresprensa).

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VÍNCULO : FILBO 35: HOMENAJE PÓSTUMO A JULIO PAREDES  

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