GUERRA FRÍA CON VACUNAS
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ACTUALIDAD  //  LA TERCERA OREJA  //  Publicado el 18 de marzo de 2021  //  16.00 horas, en Bogotá D.C.

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Las tensiones y disputas que fueron propias de la Guerra Fría emergieron otra vez expuestas en el escenario internacional con la crisis que arrastra la pandemia, junto con la producción de emergencia de las vacunas. Las que por su naturaleza y disposición para el mundo son, precisamente, de “emergencia”. Los laboratorios de las empresas farmacéuticas trabajaron a todo vapor, para presentar un halo de tranquilidad vaporosa y un desaliento relativo por demoras, corrupción y acaparamiento. La tensión por la producción que se muestra lenta y el asalto a las remesas por parte de los países poderosos está acompañada por la bandera de quién puja también por hacerse ver como el más juicioso con la aplicación del antídoto. Fuera de América Latina uno de los países que mejor juega en esta carrera para proteger a sus habitantes pareció ser Nueva Zelanda, pero luego pasó al frente Israel e incluso Estados Unidos. Todo lo que se diga en el momento sobre este panorama queda atrás al instante porque las cifras cuentan y se superan o disminuyen con el paso de las horas. De la misma manera como se suman los escándalos que acompañan el proceso de profundización de la pandemia, en paralelo con retraso en la vacunación masiva. Aún el planeta no puede estar tranquilo y lo que muestra Europa es demostrativo de que persiste la circulación del virus en sus variantes inglesa, sudafricana y brasileña.

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En esta región despunta Chile como el más aplicado y no tiene segundos meritorios. Rusia fue la primera que levantó el estandarte de anunciar la existencia de la primera vacuna, pero no tuvo en cuenta que las aprobaciones científicas internacionales son necesarias para asegurar ese primer lugar que reclamó. Aunque es claro que a Putin poco le importa lo que piensen de él, de su régimen y de todo lo demas. Luego, la escasez relativa de producción y el hecho de emerger Rusia  como pionera en la carrera de por una cura viable y en eso de asegurar la protección, dejó con la cobija corta a quienes apostaron por beneficiarse con el antídoto de Moscú. En el proceso macro aparecieron los puntos suspensivos sobre los efectos secundarios de la vacuna de Astrazeneca: coágulos en el torrente sanguíneo. Aunque las víctimas letales son ínfimas, un residuo estadístico, lo cierto es que las alarmas encendidas hicieron que una decena de países suspendieran la aplicación de este compuesto.

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Entre ellos estuvo la Argentina y un tanto a la zaga en la cadena, una Venezuela también más cercana en la simpatía a lo que fue la fenecida Unión Soviética. El sesgo no es una simple evocación de ideología añeja. Es lo contundente de la evidencia: la vacuna Sputnik V rememora aquel primer satélite artificial que puso en ventaja a los soviéticos en plena Guerra Fría, cuando parte de la disputa estaba sobre el espacio. En todo caso, el gobierno de Putin, además de brindar algunas cuotas no suficientes a quienes lo halagan, decidió comprometer lo más grueso de las remesas para su propia población, como es lógico, y dejó a la India como uno de los subsidiarios para acelerar la fabricación del compuesto curativo. Igual las vacunas rusas van por ahora a cuenta gotas y no son los únicos en la contención de brindar lo necesario para proteger a millones de seres humanos.

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Aunque primera en asomarse ante el mundo, la vacuna rusa no pudo demostrar a tiempo el reconocimiento científico internacional sobre su efectividad, de acuerdo con los estándares vigentes. En otras palabras, la Argentina como los otros donde la ideología se impone sobre los intereses de los demás, hicieron más bien una apuesta sesgada que una opción viable para asegurar la salud de su población. El reconocimiento científico llegó para el producto de Gamaleia, pero mucho más tarde y cuando el resto de las vacunas acortaron ventajas. El triunfalismo de la delirante secta gobernante en Buenos Aires no pudo ocultar la precariedad de sus decisiones al respecto. Mucho más cuando el juego de la irresponsabilidad y las decisiones venales se hicieron más evidentes y continuaron en la administración de los Fernández y de sus seguidores locales en la administración del remedio.

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Optaron por hacer vacunación de privilegio con integrantes del poder y sus familias, en desmedro de quienes estaban en la primera fila de la lucha en contra de la enfermedad. El salto de la fila para los privilegiados se ha hecho con luces, sombras y negativas desde la orilla oficial. Esto de los privilegios en el manejo de la vacunación no ha sido solo de la Argentina, también se observa la anomalía en otros países de la región: Perú, Ecuador y con opacidades hasta ahora en Colombia. Aunque cabe apuntar que en este último país la información de la distribución de las vacunas y el avance del proceso de inoculación no es claro en lo que hace a transparencia de las cifras y de la población hasta ahora vacunada. Además, se denuncia la lentitud en el proceso. Tampoco en Venezuela las cifras son claras y nadie cree en las estadísticas que maneja la dictadura bolivariana.

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No obstante que el proceso de inmunización con la aplicación de biológico ruso y chino ya comenzó, la percepción del exterior sobre lo que pasa en Venezuela con la pandemia está rebosante de interrogantes. A diferencia de la Argentina, Miraflores fue claro en esto: se vacunan primero los afines al régimen y los demás deberán tener más paciencia de la que ya tienen los habitantes del deshilachado país tropical “abandonado por Dios”. Más allá de la cínica sinceridad lo cierto es que como sus compinches de Buenos Aires, semibolivarianos, no dudan en pasar por alto cualquier prurito de una ética que no tienen para asignar los primeros turnos a quienes no les corresponden. Los escándalos por la ruptura de las prioridades es extenso: Polonia y España entre ellos, junto con los vecinos réprobos del barrio, con sus gobiernos mesiánicos. Incluso Chile que en la zona es el que hizo mejor las cosas hasta hoy, también muestra un abultado número de colados. Unos 40 mil hasta ahora.

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Es palmaria la evidencia de que quienes alientan el romper las prioridades de vacunación no solo perpetran una fractura ética sino que también cometen un delito: robar una vacuna que nos les correspondía en tiempo y modo. Dentro de ese marco y por estos días, Chile no solo se adelanta con ventaja a los restantes países sino que deja atrás las pueriles ironías que se han dicho de manera constante y desde el principio de la pandemia por parte de los habitantes de paso, tan envidiosos como rencorosos, de la Casa Rosada en Buenos Aires. También es palmario el hecho de que los argentinos se quedan ahora sin vacunas, cuando el porcentaje de inmunizados es mínimo. Apostaron a una posibilidad heterodoxa de provisión, con exitismo chambón, y ahí quedó la facción gobernante de la orilla sur del Plata. Argentina no pasa de haber vacunado a un uno por ciento de su población y Chile se aproxima al 25. Los chapuceros privilegiados y envueltos en perfidia se vacunaron, los humildes argentinos que ellos siempre dicen defender se quedaron sin el antídoto en los primeros pasos del proceso puntual (aresprensa).

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VÍNCULO : ALEX SAAB A LA CARTA II 

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