ACTUALIDAD  //  ÓRBITA FÚTBOL  //  Publicado el 26 de marzo de 2025  //  21.30 horas, en Bogotá D.C.

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No hubo demasiadas sorpresas, solo unas pocas, en las dos secuencias que conformaron esta posta de marzo en las eliminatorias sudamericanas. Aquellos para quienes el pronóstico no fue optimista, reafirmaron las previsiones con variantes que no alteraron de manera definitiva su actual situación. Chile perdió en uno de los primeros partidos programados y quedó relegado de manera provisional al fondo de la tabla de posiciones. Perú con su nuevo entrenador y sus veteranos jugadores, apeló a su condición de dueño de casa y en Lima doblegó a la vecina Bolivia, que aún mantiene una débil esperanza para no quedar por fuera de la convocatoria mundialista. La sorpresa relativa fue la que tuvo lugar en Montevideo, donde la selección oriental no pudo superar a la Argentina de Lionel Scaloni, como tampoco pudo superar a los bolivianos en El Alto. Fue sorpresiva la abultada victoria argentina sobre el rival brasileño, no la victoria en sí. La disputa múltiple por los puntos iba a provocar una revuelta en la tabla de posiciones, menos sobre el techo que sobre el piso, en el mismo piso que por ahora siguen los de siempre en esta brega eliminatoria: Chile, Perú, Venezuela y Bolivia; los que aún deben disputar por el repechaje. Los de la camiseta vino tinto son los que ahora ocupan la casilla que pelearía el eventual repechaje.

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Los pronósticos de los medios uruguayos suponían que las tradiciones les darían una victoria, contando también con las ausencias de varios de los principales valores de Argentina, en este grupo de jugadores. Pero no, la escaloneta demostró el porqué de ser hoy campeón del mundo y se fue a Buenos Aires con tres puntos que lo dejaron en ese momento en la puerta de entrada de los clasificados a Norteamérica. Algo que ratificó luego de manera más contundente frente a la selección brasileña. Colombia por su lado volvió a resbalar y ahora las papas queman en el entorno cafetero, aun cuando por el momento este grupo no quedó por fuera de la clasificación directa. La caída vertical que han tenido los guiados por Néstor Lorenzo, aparece de manera parcial como inexplicable, pero así son las cosas. Después de los partidos llueven las críticas acervas para Dorival Junior, Néstor Lorenzo, Marcelo Bielsa y Ricardo Gareca. En todos estos casos no pocos señalan para ellos la puerta de salida de sus conducciones.

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Eran cuatro derrotas en 5 partidos seguidos, nada menos, lo que marcaba la historia reciente para los colombianos. Lo que venía para el siguiente encuentro también era, cuando menos, desafiante: el enhiesto Paraguay de Gustavo Alfaro rescatado de terapia intensiva antes de su llegada. El nuevo técnico de Paraguay encontró un hueco que no dejaba expectativas positivas, previas a la serie de victorias que lo mostraban antes del viaje a Barranquilla como quinto de la tabla, con 20 puntos. Este orientador tiene en su mochila de positivos sumados, siete partidos en condición de conductor de la albirroja. Nunca perdió en su gestión y eso incluyó la victoria frente a Chile en Asunción, por un gol solitario y suficiente, que hundió aun más a los de Gareca, antes de viajar a Barranquilla. En la serie vigente Alfaro triunfó cuatro veces y empató tres. Igualaba en puntos con el cuarto de la tabla, el Uruguay de Marcelo Bielsa, y estuvo hasta ese momento a ocho puntos de la Argentina, antes de los cinco partidos previos al del martes 21.

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En efecto, los pronósticos de aprensión frente a los guaraníes se cumplieron. La distancia que había comenzado a ser evidente ante lo que fueron ahorros de Néstor Lorenzo y sus muchachos en los tramos previos, junto con lo realizado durante la pasada Copa América, se desgranaron o mejor se escurrieron como agua entre los dedos. El equipo cafetero en su caída pasó de los primeros lugares, al sexto, casi al borde de un esquivo repechaje cuando queda un escaso remanente de jornadas que comenzarán en junio. Fue claro el derrumbe anímico de los jugadores al finalizar el cotejo de Barranquilla, junto con la tormenta abrumadora y revulsiva tanto de la afición como de los medios colombianos. No es para menos, el equipo local inició su presentación con dos goles de ventaja, uno de ellos apenas iniciado el compromiso, y el segundo al promediar la justa también durante el primer tiempo: a los 12 minutos. Después llegó la noche material y simbólica, los de Lorenzo fueron impotentes para evitar el empate que fue, para los de casa, una derrota concreta.

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Una igualdad que lo fue tanto en pérdida de puntos como en posicionamiento de la tabla. Ahora, en el fondo de las casillas para la clasificación directa, el futuro inmediato es frágil para Colombia. Esto es así, aunque los rivales que visitarán Barranquilla en los enfrentamientos que vienen desde junio sean débiles y estén, como lo están, en el fondo de la tabla. Estos también saben que Colombia transita una suma de malos momentos y es seguro que tratarán de aprovecharlo, al menos para recuperar lo simbólico ya perdido en los encuentros previos. Esos rivales que llegarán a Barranquilla entre junio y setiembre son: Perú y después Bolivia. Pero, claro, entre ambos aparece la Argentina y en Buenos Aires. Colombia sufrió más este empate que la derrota en Brasilia. La camiseta del local ya cargaba la derrota en Montevideo. Brasil triunfó en su terreno para luego ser golpeados por los argentinos. Vergüenza para la canarinha, no por una derrota más sino porque tampoco los brasileños de hoy en día le hacen honor a su lograda tradición de campeones.

Eso, además de las pretensiones de superioridad supuesta antes del partido, por parte del crack del Barcelona, Raphinha. Lo que le acaba de pasar a Brasil, después de imponerse sobre la agrupación de Néstor Lorenzo en la capital del país luso, es más notable aun que el traspié concreto y sin derrota que se precipitó la noche del 25 de marzo en la costa del Caribe colombiano, en el partido de los andinos con los guaraníes de Gustavo Alfaro. Una sorprendente victoria de 4-1 contundente y sin discusiones para los argentinos, salvo las que imponen la crítica sobre los perdedores quienes salieron del campo con la cabeza gacha, propia de la humillación histórica. Algo que no sucedía desde hace 11 años, cuando en el Mundial que se disputó en tierra brasileña, los alemanes vencieron al equipo de Neymar por un marcador de 7-1, provocando la eliminación del torneo que los brasileños supusieron de antemano, como ahora en el Monumental, que tenían el partido ganado antes de jugarlo. Queda claro que en esta jornada de marzo se ajustaron cuentas, pero aún las hay pendientes (aresprensa).

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VÍNCULOS : VUELVEN LAS MEJORES PIERNAS  //  ARGENTINA SIGUE AHÍ

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