SIEMPRE MALVINAS
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ACTUALIDAD  //  Abril 03 de 2025  //  21.15 horas, en Bogotá D.C.

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Londres sigue fortaleciendo su fuerza militar en Malvinas. Desafía así a todos los países con soberanía sobre el Atlántico sur, no solo a la Argentina. La nación usurpadora sigue siendo por esa razón en esa zona -además de las históricas- un país enemigo de la Argentina. El actual desafío británico deja en dificultades a su aliado estratégico en la región, Chile, porque las tensiones alrededor de ese vecino de fronteras terrestres suben al unísono y por las mismas razones, dejan aislado al aliado en condición de peón de la potencia insular europea. Esto porque Brasil después del enfrentamiento militar de 1982, pudo evaluar que el verdadero peligro para su propia seguridad no eran los países del Cono Sur sino esa presencia británica, así como también lo es la alianza de Londres con el país de la estrella solitaria, que tiene costa sobre el Océano Pacífico. Al tiempo que también controla el Estrecho de Magallanes y que con aspiraciones sobreactuadas pretende proyectarse sobre el Atlántico y la Antártida. Eso ocurrió, para citar solo un momento de esa pretensión, durante la administración del malogrado presidente Sebastián Piñera.

En efecto, en el cambio diametral brasileño de sus hipótesis de conflicto históricas, las aprensiones están ahora sobre esa zona del océano que llega hasta la Antártida, al tiempo que la proyección de la bandera verde se suma a la siempre vigente sobre la ancestral región amazónica y su columna vertebral: el río que nace en la nieve de los Andes peruano- ecuatorianos, para desembocar en el nordeste atlántico. No es para menos porque los intereses brasileños cruzan el océano hasta África y, desde algo más de medio siglo, la Antártida no es indiferente para Brasilia, como tampoco el paso del Atlántico al Pacífico. Aunque esto último se atenúa, en tanto el comercio de Brasil con el Oriente lejano se estima que tendrá una salida viable por el super puerto peruano que China construyó en Chancay, coincidente con la carretera en construcción a través del Amazonas que ligaría a São Paulo con Pucallpa, Perú.

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Pero la zona de tensión sobre las aguas del Mar Argentino, significa también que la barrera por la presencia europea en las Malvinas ocupadas, golpea además a los brasileños, aparte de los reclamos inexcusables e históricos argentinos sobre el archipiélago, que también conforman la aspiración centenaria que llega hasta Georgias y Orcadas del sur. Esta parte del extenso mar alrededor del continente blanco fue donde se inició el conflicto de 1982. En aquellas Georgias cayeron los primeros uniformados argentinos. Uno de ellos, hijo de chilenos: Mario Almonacid Vargas. Aunque lo sobresaliente en la evolución de este conflicto, cuando se llega al 43 aniversario del enfrentamiento entre las fuerzas armadas de ambos países, es que la Argentina no renuncia a su soberanía y los ingleses tampoco. Después, durante el desarrollo de las hostilidades, Brasilia puso sobre la mesa de manera sutil el ver con buenos ojos el ataque de recuperación que hizo Argentina sobre las islas.

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Brasilia entendió así que era posible desafiar desde esta región del mundo a las hegemonías mundiales. Además, golpeó a Gran Bretaña, al retener en Río de Janeiro a la tripulación de un bombardero Vulcan * que había operado sobre las defensas argentinas. Ya en aquel cruce Brasil sabía que, si Londres se doblegaba en la batalla, atacaría el Continente y entonces para el poder brasileño quedaba en claro cuál sería su respuesta si tal acción se concretaba. Fueron gestos más que acciones, pero suficientes como para generar las aprensiones suficientes en la dirección inglesa del conflicto. Una cosa era un choque con Argentina con el aporte a Londres tanto de la ayuda chilena como norteamericana, otra diferente el ingreso eventual de Brasil en las acciones, que por tal razón se hubiesen prolongado más allá de junio de 1982, cuando las fuerzas argentinas declinaron la lucha. Argentina ya había rechazado durante el siglo XIX, las intenciones británicas de asentarse en el territorio continental rioplatense. Una vez en 1806 y otra al año siguiente.

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El contingente que defendía Buenos Aires en aquel tiempo, unidad militar que aún existe: son los “Patricios”, defendía por ese entonces esa parte del imperio español. Fue una unidad que obligó en ambas ocasiones a la rendición de la fuerza inglesa que había desembarcado en las cercanías de la capital del virreinato. Cuatro décadas después una flota conjunta de Inglaterra y Francia trataron de imponer por la fuerza la libre navegación de los ríos con nacientes más arriba de Paraguay y punto final en el estuario del Plata. En definitiva, la flota invasora se vio también obligada a cejar en el empeño violento y saludar al pabellón argentino con una salva de cañones. Esto último por el valor desplegado que mostraron los defensores en aquel nuevo desafío. Gobernaba por entonces a las Provincias Unidas el jefe del gobierno de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas. Está claro no obstante, que las guerras no pueden contabilizarse como goles en partidos de fútbol.

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Tampoco el compararse con las tragedias que trae un enfrentamiento por las armas. Pero sirven esos hechos, en tanto referencias distantes, si se toma como certeza histórica que la Argentina ha enfrentado tres veces a sus enemigos extracontinentales, obligándolos en dos ocasiones a retirarse. El choque ocurrido en el siglo XX se toma como una batalla más y el conflicto se mantiene latente para no pocos habitantes de ese país. Aun cuando nadie pueda sostener con argumentos suficientes, desde la perspectiva humanista, lo justo de las acciones armadas entre naciones, surgen en la historia justificaciones al respecto. Son las que incluso respalda el derecho internacional. Estas forman parte de una configuración jurídica que ha tomado siglos en madurar y que, al tiempo de rechazar los resabios de colonialismo que se mantienen, también hacen desde la ley internacional llamados a las negociaciones que evitarían la sumatoria de víctimas entre uniformados y civiles, tal como sucede en cualquier guerra (aresprensa).

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Fue el Vulcan XM97, interceptado por la Fuerza Aérea Brasileña el 3 de junio de 1982. La nave tenía incluso autorización para bombardear Buenos Aires.

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VÍNCULOS : UCRANIA: UNA PAZ A DENTELLADAS  //  DAVOS: CRECIMIENTO CON EQUIDAD

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