TRUMP AVANZA PERO... |
ACTUALIDAD // DOXA // Publicado el 30 de agosto de 2023 // 11.30 horas, en Bogotá D.C.
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Después de aquel “súper martes” de inicios de marzo pasado, Donald Trump aparecía como irrefrenable en su aspiración de volver a ocupar la Casa Blanca. Esto a pesar, y luego, de las asonadas ocurridas cuando debió abandonar Washington, debido al triunfo del actual presidente Joseph (“Joe”) Biden, en enero de 2021. Parecía en aquel tiempo más un muerto político que un futuro aspirante a repetir. Luego la tendencia comenzó a revertirse porque bien se sabe que en política no hay muertos hasta que un eventual candidato se despide de la vida concreta. El fallido atentado contra su vida hizo crecer la buena estrella de Trump. Otro hito en tal sentido fue cuando los jueces de las altas cortes marcaron por unanimidad que los estados no tenían potestad para prohibir a un ciudadano, quienquiera que sea, aspirar a la posibilidad presidencial. Así el asunto quedó cerrado, aun cuando el ex mandatario tenga todavía un escabroso camino incluido el judicial por recorrer, para alcanzar su aspiración frustrada en la elección pasada. Eso sumado al hecho de que los resortes de la justicia hayan aliviado de manera parcial y temporal las afugias de Trump, no significaba que los tropiezos se interrumpiesen, como efecto ocurrió con el paso al costado del presidente Biden. El resurgimiento de una opacada Kamala Harris es uno de esos tropiezos, luego de que la Convención demócrata la nominara como candidata oficial del partido.
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Lo concreto en este peleado enfrentamiento presidencial es que las encuestas preliminares señalaban a Donald Trump con altas posibilidades para imponerse sobre su rival, en la actualidad ocupando la Casa Blanca. Un Joe Biden débil y desgastado tal como apareció ante el público norteamericano en el primer debate de los candidatos, nublaba el horizonte para los demócratas. Hasta que se produjo la resurrección de Kamala Harris con la nominación. En efecto, la actual vicepresidenta comenzó a crecer de manera inesperada y a despecho de que también ella tiene anticuerpos suficientes como para que la crítica desanime el voto potencial por su apuesta a ocupar la Casa Blanca, como protagonista principal. La crítica acerva en la supuesta pasividad ante el problema de la migración por la frontera sur es solo una de las impugnaciones que se le hacen y esto puede crecer, pues la condición de acompañante de Biden deja margen de maniobra para cuestionar, por un pasado reciente y el presente de su vida pública.
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Después del debate presidencial que reveló las agudas falencias del actual mandatario como consecuencia del peso de los años y de los conflictos que afronta en el mundo el país que orienta bajo su mandato, todo el horizonte aparecía opaco para las expectativas demócratas. Pero surgió ese escollo inesperado para Trump, en reemplazo de un presidente que decidió dar el paso al costado. Ahora es el aspirante republicano quien tiene su horizonte con nubes, las que en el reciente pasado no aparecían o se disipaban. Todo en un lapso no superior a los dos meses y cuando apenas quedan pocas semanas para recomponer el paso. Eso, en tanto las estadísticas se muestran esquivas para el controversial candidato, odiado por el llamado “estado profundo” norteamericano, que maneja el poder concreto. El candidato republicano se impuso sin dificultades en aquel inicio de la puja interna sobre su rival en propias filas, Nikky Haley, mucho antes de la nominación oficial republicana. Después, el racista Trump excluyente, siempre listo para descalificar a sus rivales, tuvo unas semanas de viento a favor.
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La cúspide de este ascenso temporal del republicano llegó con ese ápice que fue el tropiezo del actual presidente, en el primer debate de aspirantes: uno a volver y el otro a permanecer con el control del gobierno de los Estados Unidos, pero en cuerpo ajeno. Aquel desafiante de Trump, Haley, con ancestros en la India, sostuvo hasta el último momento sus aspiraciones. Pagó el precio en el desafío al despectivo Donald Trump, quien ha mostrado más de una vez su desdén por las minorías raciales o sus ancestros. Haley presentó una dura puja frente a su rival y se sostuvo así con voluntad inalterable, no obstante que debió saber desde el inicio que era una batalla perdida, mucho más después de la decisión de los altos jueces. A partir de allí todo resultó más expedito para el aspirante que juega con su imagen de necio y antisistema, aunque lo haga como parte de una estrategia retórica. El desafiante Trump es un real animal de la política y ha refinado su astucia para marginar en gesto y palabra a sus rivales.
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Lo hizo antes y sigue en lo mismo, en tanto nada dice sobre su afición a renunciar por patear el tablero, al tiempo que mantiene una afinada sintonía con aquellos que desafían la hegemonía de los Estados Unidos. Lo hace, por supuesto, bajo ciertos límites que a veces se desdibujan, aunque al respecto y por ahora mantiene la boca cerrada en lo que hace al líder ruso y a Corea del Norte. Es cierto, en aquella primera presidencia la crisis con China no había llegado al punto en que ahora se encuentra y tampoco Moscú había invadido y destrozado a Ucrania. No obstante, hay preanuncios al respecto. Ya anticipó que Ucrania será derrotada y que Europa debe arreglarse por su cuenta con un problema que es de los europeos. Desde esa perspectiva es poco probable que los pasos posteriores en una eventual presidencia del magnate, quien aún no aprendió a ponerse bien una corbata, sean diferentes a lo que demostró antaño, si pudiese hacer realidad su vigente pretensión electoral.
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El experto argentino en los entresijos del poder norteamericano, Jorge Argüello, ha reseñado en su libro recién salido de imprenta “Las Dos almas de estados unidos” * que hoy esa sociedad está fracturada de manera profunda, sin que haya asomo de una conciliación posible. Un riesgo que deteriora la posibilidad de políticas de Estado viables y creíbles. Eso le resta credibilidad al liderazgo de Washington y tal desconfianza hace imprevisible la deriva de la misma civilización occidental. El anuncio evidente de una eventual confrontación mundial, con piezas nucleares en los anuncios y también en lo que hacen las potencias por debajo de la mesa, aumenta la inestabilidad geopolítica. El borde del abismo está a la vista y todo señala que se avanza hacia un no retorno con consecuencias tan imprevisibles como nefatas. Las elecciones en la que aún es la principal potencia del mundo y la cabeza de Occidente, tiene mucho más para decir que el resultado electoral posible (aresprensa).
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EL EDITOR // agosto de 2024
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* LÉASE : ARGÜELLO, Jorge. Estados unidos: las dos almas de una nación fracturada. Buenos aires, siglo XXI, 2024.
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